El apego describe la forma en que nos vinculamos emocionalmente con las
personas y se forma principalmente en la infancia, influyendo a lo largo de
la vida en la cercanía, la confianza y la autonomía en las relaciones
adultas. Aunque cada persona responde de manera particular a las
conexiones, estas pautas pueden evolucionar con experiencias, apoyo
profesional y un trabajo consciente sobre uno mismo. En una relación sana
se cultiva la confianza, se comunican las necesidades y límites de forma
clara y respetuosa, se gestionan las emociones ante las tensiones y se
busca seguridad mutua a través de la coherencia, la empatía y el
cumplimiento de compromisos.
– Es normal sentir miedo o inseguridades en ciertos momentos, así como
experimentar tensiones. Reconocer estos patrones y, si es necesario, buscar
apoyo profesional puede aportar herramientas prácticas para fortalecer la
convivencia y la intimidad.
Si quieres avanzar, contáctame para una consulta sobre este tema y
juntos trabajaremos estrategias personalizadas para tu caso.